Fases de la Escritura

 

PRE-ESCRITURA
 
 
I. ACOPIO DE IDEAS. La construcción de un texto empieza con el acopio de ideas, datos y elementos útiles. La realización de un escrito es similar a la preparación de un pastel; antes de emprender la operación culinaria, es necesario procurarse todos los ingredientes necesarios: la harina, los huevos, la mantequilla, la levadura y el limón. En primer lugar, miraremos en nuestra despensa y en la nevera, para comprobar lo que tenemos ya; después recurriremos, para lo que falte, a las estanterías de un supermercado.
Se puede reunir ideas de tres formas: en una lista desordenada, en un racimo asociativo y en un flujo de escritura.
 
II. LA GENERACIÓN DE LAS IDEAS. El proceso de creación de nuevas ideas resulta difícil de explicar, es posible describir algunos mecanismos generativos sencillos que asocian ideas nuevas a otras ya expresadas. Las asociaciones (relaciones entre dos o más ideas) son el fundamento de la construcción de los racimos asociativos, pero intervienen también en la elaboración de una lista de ideas o de un flujo de escritura.
 
III. LA ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS. Las ideas reunidas por medio de una lista, un racimo asociativo o un flujo de escritura han de colocarse ‘en orden’ para poder construir un discurso con ellas. La organización de las ideas es una operación más crítica que el acopio de las mismas, por cuanto requiere la utilización de mecanismos asociativos más complejos, capaces de captar similitudes, construir razonamientos (distinguiendo las premisas y las conclusiones) y desarrollar tesis coherentes. Para esta actividad es esencial un esfuerzo de reflexión, un uso activo de la propia inteligencia.
Un ejercicio preparatorio, que entrena a la mente para desarrollar su capacidad de clasificación, consiste en subdividir un conjunto de objetos en grupos, o sea, un conjunto de objetos que posean alguna característica común.
Es fundamental saber abstraer, es decir, saber eliminar detalles superfluos de modo que se puedan reconocer características comunes a todos los elementos de una clase y saber poner en relación las clases, lo que significa distinguir las relaciones que pueden presentarse entre clases distintas.
 
ESCRITURA
 
De un estilo segmentado a un estilo cohesionado.
 
Estilo segmentado: se caracteriza por periodos breves, una sintaxis sencilla, presencia de cierta redundancia, distintos pronombres y muchos puntos. Los textos de estilo fragmentado son, a igual cantidad de información, más largos y fragmentarios.
Ejemplo:
Este informe describe los resultados de nuestra investigación, investigación que apuntaba a definir algunas situaciones estratégicas. En particular, nos hemos ocupado de mostrar las situaciones que llevan al éxito a determinadas personas. Nos hemos centrado únicamente en situaciones relativas a las instituciones sociales.
 
Estilo cohesionado: presenta periodos más largos y una sintaxis más articulada, este tipo de textos dan mayor número de informaciones en un menor número de periodos, a causa de esto resultan más densos y concisos.
Ejemplo:
Con este informe queremos mostrar que el objetivo de nuestra investigación es la caracterización de situaciones estratégicas que reflejan el éxito de determinadas personas a través de las instituciones sociales.
Si el objetivo primario es escribir textos fácilmente compresibles, es preferible el estilo segmentado; en cambio, si se quiere comunicar un pensamiento complejo, en un tono literario y cuidado, es preferible optar por un estilo cohesionado.

 

POSTESCRITURA
 
Revisión. Una vez finalizada la redacción existen amplias posibilidades de mejorar lo escrito. Antes que nada, puede hacerse un balance de la organización del texto: en un análisis global se verifica si el planteamiento pensado inicialmente ha quedado bien plasmado en el texto y si ‘funciona’.
La revisión puede abarcar además una valoración sistemática de una serie de aspectos del escrito, que varían en función del tipo de texto.
 
Referencia.
Serafini, M.T. (2009). Cómo se escribe (1ª Reimpresión). México: Paidós